Un joven está haciendo footing en el bosque cuando ve a un tío bueno semidesnudo contra un árbol jugando consigo mismo. El tipo es bajito, rubio, musculoso, terso y con cara de ángel. El corredor suele ser tímido, pero no puede evitar acercarse a él, colocar la mano entre sus piernas y tocar al despampanante chico. Los dos desconocidos intercambian besos, caricias y mamadas. Los dos están colgados, excitados el uno por el otro, uno está arriba y el otro abajo, ¡es una promesa de buen polvo!