Un semental latino de 30 años se está dando placer en la ducha cuando suena el timbre de la puerta. No tiene tiempo que perder, está esperando una entrega urgente. Abre la puerta y deja entrar a un guapo repartidor. La erección del hombre es claramente visible bajo su toalla y no pasa desapercibida. Cuando el chico se da la vuelta para entregar la documentación a su cliente se da cuenta de que la toalla ha desaparecido y sus ojos bajan directamente a la polla erecta que tiene delante. No lo duda y cae de rodillas para chupar el hermoso trozo de carne. ¿Hasta dónde llegará para mantener contento a su cliente? ¡Compruébalo!